lunes, 1 de noviembre de 2010

Paris, je t'aime

 París es una de esas ciudades que siempre tiene algo nuevo que ofrecer y que, a pesar de ser identificada con una serie de monumentos o espacios más que conocidos a lo largo de la extensión terrestre, también cuenta con otros muchos que logran adentrar a quien la visita en esa magia que muchos artistas han ofrecido, con mayor o menor fortuna, en su obras. 


Española de nacimiento, parisina de adopción; así se define a sí misma la cacereña Mónica Tovar, quien, profundamente enamorada de la “ciudad de las luces”, también llamada la “cité de l’amour”, acaba de realizar su cuarto viaje a la capital francesa.

 Su viaje duró ocho días, y lo que en un principio parecía que iba a ser una visita larga, se convirtió en una semana vivida como si fueran poco más de dos días: “París tiene mucho que mostrar y puedo asegurar que todavía nos han quedado muchas cosas por ver. Lo bueno que tiene el volver a una ciudad que se ha visitado anteriormente es que puedes organizar los días atendiendo a razones como ahorro en los transportes, acudir a pie a los destinos de visita o evitar ir más de una vez a una misma zona” nos cuenta Mónica.

Entre las visitas más importantes se encuentran las de los espacios “tradicionales” (entendidos como los que aparecen como obligatorios en cualquier guía de la ciudad que se precie y que, al mismo tiempo, son los más conocidos por el ciudadano de a pie): el Palais de Versailles (joya de la historia francesa), la butte Montmartre (zona más elevada de la ciudad y donde se encuentra la arquitectónicamente llamativa basílica del Sacre Coeur), Pigalle (y su tradicional Moulin Rouge), la iglesia de la Madeleine (que, por su estructura, recuerda a los grandes templos griegos), la Ópera  Garnier (con la majestuosidad como principal seña de identidad), los Campos Elíseos (que cuentan, incluso, con una canción popular propia), el Arco del Triunfo (a cuyo interior puede accederse) y un largo etcétera en el que se incluyen la Tour Eiffel (emblema no sólo de la capital, si no, de la propia Francia), Notre Dame, el Panteón, el museo del Louvre o el propio río Sena con sus puentes.






Sin embargo, también existen otros monumentos y lugares que, en cierta manera, menos conocidos, no dejan de ser elementos simbólicos de la capital. Es el caso de la Place Saint-Michel (coronada por una estatua del patrón de la ciudad y en la que se suelen reunir bailarines de breakdance que atraen tanto a turistas como a parisinos), el conocido cementerio Père Lachaise (donde se encuentran enterrados personajes célebres como Méliès, Jim Morrison, Edith Piaf, Maria Callas, Delacroix y un largo etcétera); las plazas de la Victoire, Vendôme, Bastille y de la Concorde (ésta última más conocida por conectar con la Madeleine y los Campos Elíseos), la Cinémathèque (que cuenta con un museo dedicado a los primeros años del cine), el museo Rodin, el jardín de las Tuileries (que une la Place de la Concorde con el Louvre), la Gran Mezquita, los Jardines de Luxemburgo, el Centro Pompidou (dedicado al arte moderno y contemporáneo) y otro largo número de lugares y en el que destacan la iglesia del Domo (donde está enterrado Napoleón I), las catacumbas, la Sainte-Chapelle (que presenta un conjunto de vidrieras único) o la Torre Montparnasse (desde donde se ven unas maravillosas vistas de toda la ciudad y a cuya planta número 65 se sube en menos de 48 segundos).

Como podemos ver, Mónica es una experta ya en cuanto a visitas a la ciudad parisina, y sigue catalogando su cuarta (y no última) estancia de increíble. Es por ello que le hemos pedido que se tome la libertad de darnos unos pequeños consejos, que seguro serán cuando menos útiles a todos los lectores que os estáis pensando un viajecito a la “ciudad de las luces”:

- Si van en avión y llegan al aeropuerto Charles de Gaulle, lleven en monedas 8,70 euros. Es el precio que cuesta el RER (el cercanías de París) por llevarles al centro de la ciudad y es que la mayoría de las máquinas expendedoras de tickets no tienen para billetes...
- Si tienen menos de 25 años, ¡es su momento de visitar la “cité de l'amour”! La mayoría de museos y monumentos que les he citado son gratuitos en esos casos (si se es ciudadano europeo, claro).
- El transporte (metro, RER, autobús) es más caro si se compran los billetes de manera individual. Pueden adquirir un bono de 10 viajes por 12 euros (se ahorran unos 5).
- Hay muchos puestos y locales con platos y menús baratos (para lo que es París), pero, si quieren comer unas crêpes magníficas y por módicos precios les recomiendo la crêperie “Les Pecheurs” en la zona de Saint-Michel y el restaurante “Au petit creux de Montmatre”, muy cerca del Sacre Coeur y de la plaza de los pintores (otro de los lugares parisinos más míticos).
- Si quieren comprar algo típico de la gastronomía francesa y, sobre todo, parisina, háganse con unas macarons, galletas esponjosas de diversos sabores y rellenas de diferentes cremas.
- El alojamiento para jóvenes (youth hostel, albergues y similares) es bastante caro y cuenta con mala fama. Otra opción es la de alquilar un apartamento que, al final, sale más rentable.
- Aunque el francés es su idioma oficial, el hecho de que la visiten turistas de diferentes nacionalidades y lenguas ha ocasionado que, en la mayoría de los lugares destinados al turismo, se hable inglés. Igualmente, el español está cada vez más expandido y es normal que, incluso, en los espacios de hostelería puedan comunicarse con los camareros en nuestro idioma.



Después de ponernos los dientes largos a todos con toda ésta información parisina, a Mónica no queda nada más que animarnos a que seamos nosotros mismos los que nos empapemos de la historia y de la magia de París y, ¿por qué no? Acabemos enamorándonos de ella.



À bientôt et bonne chance!

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